En el bus, como sardinas Cuatro Mojones, 06:15 de la mañana. Estaba en la parada esperando el bus. Quería constatar personalmente si se respetaban las medidas de seguridad. De esperar un tiempo considerable viene la línea 48, ya co...
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En el bus, como sardinas
Cuatro Mojones, 06:15 de la mañana. Estaba en la parada esperando el bus. Quería constatar personalmente si se respetaban las medidas de seguridad. De esperar un tiempo considerable viene la línea 48, ya con más de 10 personas paradas. El chófer continuando el trayecto ni se inmutaba en seguir alzando pasajeros.
Estando parado me percato que entre los pasajeros hablan entre ellos sin tapabocas, prácticamente respirándose en la cara y hasta riéndose, haciendo chistes, como si todo fuera normal. Íbamos “ensardinados” y soportando el calor intenso porque el aire del bus diferencial no abastecía.
Unos minutos después, logré sentarme y hablé con Rubén, que estaba con tapabocas pero molesto porque el bus no paraba de subir gente. Me contó que eso no cambió, que seguía todo “normal” para los choferes pese al coronavirus.
“Ovalema la pasajero jehupi” se le escucha gritar a un hombre desde el fondo del bus, con tono molesto y hastiado. Y claro, ya no era cómodo viajar. Y menos ahora con la paranoia que hay. En síntesis, el decreto presidencial a los transportistas no les importa. Es letra muerta
Pedí amablemente a los pasajeros si podía tomarles una foto y accedieron sin ningún problema. En las imágenes fielmente se ve lo que sucede en cualquier bus todos los días.
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