¿OLIGOPOLIO DE LABORATORIOS? “Esa es la olla podrida que hay que destapar” Una llamada telefónica en las últimas horas del domingo. Del otro lado una voz desconocida y el tema del momento. La provisión de ...
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¿OLIGOPOLIO DE LABORATORIOS?
“Esa es la olla podrida
que hay que destapar”
Una llamada telefónica en las últimas horas del domingo. Del otro lado una voz desconocida y el tema del momento. La provisión de los insumos médicos al ministerio de Salud. Y todo el escándalo posterior. Y da un nombre y un teléfono de alguien directamente involucrado en el tema y estaba dispuesto a “contar lo que sabe”, pero a condición de mantener su nombre en reserva.
Dicho y hecho. Del otro lado una voz y un nombre conocido que no quiere que se sepa quién es. “Si vos decís mi nombre, yo voy a terminar en una zanja con un candado en la boca. Pero tampoco estoy dispuesto a ser el pato de la boda”, dice. Y empieza a relatar “lo que sabe”.
“Lo que hizo Justo Ferreira es tocarle el culo a los grandes laboratorios que siempre manejaron a su antojo el mercado y los precios de los medicamentos. Llegaron a extremos demenciales de sobrefacturación. Hay medicamentos que estos tipos vendieron hasta 10.000% más caro de su precio real. Y cuando Ferreira comenzó a intervenir en el mercado, los precios se vinieron abajo. Y ahí entró la furia de estos carteles de los laboratorios”.
Según los datos del informante, los grandes laboratorios operaban como un oligopolio. En vez de competir entre ellos, se ponían de acuerdo para fijar los precios de los medicamentos. Por supuesto, todo sobrefacturado. “Y vino Ferreira y les escupió el asado”, vendiendo a precios mucho más baratos que ellos, dice.
De acuerdo al relato, Justo Ferreira fue durante muchos años visitador médico y después gerente del laboratorio del Grupo Harrison. Y conoció desde adentro cómo se opera todo el proceso de los grandes negocios de los insumos médicos.
Hasta que un día, “huyó con la fórmula”. Renunció al grupo Harrison y se asoció con otros dos ex gerentes del grupo Scavone. Y los tres en sociedad empezaron a competir directamente con sus ex patrones. “Y los precios que antes estaban por el cielo, cayeron por el piso”, dice.
En paralelo, el trío de ex gerentes empezó a montar en San Lorenzo su propio laboratorio que está a punto de concluir. “Es uno de los más modernos de Latinoamérica”, con tecnología mucho más avanzada que la de sus competidores, según el informante.
Y sigue el relato. “En el historial de las compras del propio ministerio de Salud están todos los documentos de lo que te estoy diciendo. Ahí están todas las pruebas. Basta comparar cuánto costaban antes determinados medicamentos y cuánto cuestan ahora. Si un fiscal se anima a hurgar ahí, se cae toda la estantería. Ahí está el secreto que hizo estallar la furia de los grandes laboratorios”, dice.
Y remata con esto: “El día que algún periodista se anime a hacer una investigación rigurosa del oligopolio de los laboratorios, y se anime a desenmascarar a estos tipos que hicieron fortunas a costa de la necesidad de la gente, se va a ganar el Premio Pulitzer. Esa es la gran olla podrida que hay que destapar”, dice el informante.
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