COMENTARIO. A VECES LA SUERTE AYUDA Fuimos por un pez gordo y cayó un tiburón Esta la cuento en primera persona. En los comienzos del programa El Ojo en Canal 13, conocimos a Fernando Ramazzini, un abogado brasilero tenaz y expeditivo que había ganado ...
fuimos, por, un, pez, gordo, y, cayó, un, tiburón
COMENTARIO. A VECES LA SUERTE AYUDA
Fuimos por un pez gordo
y cayó un tiburón
Esta la cuento en primera persona.
En los comienzos del programa El Ojo en Canal 13, conocimos a Fernando Ramazzini, un abogado brasilero tenaz y expeditivo que había ganado mucha notoriedad en la lucha contra la piratería.
Pocos meses antes de salir al aire, el abogado Ramazzini nos pasó unos temas que nos parecían atractivos y fuimos con Menchi Barriocanal y el equipo de producción a San Pablo a buscar más datos.
Entre los temas de piratería, un día medio de paso, se habló de la sospechosa presencia de un extranjero que estaba viviendo en una coqueta zona residencial paulista, cerca del aeropuerto de Congonhas.
El hombre iba todos los días con un acompañante (aparentemente un guardaespaldas) a hacer su caminata rutinaria en el parque Ibirapuera. Después volvía y se encerraba en su departamento durante todo el día. Y el único que salía a hacer las compras o cualquier otro trámite, era el acompañante.
Los seguimos durante unos días, grabando dentro de lo que se podía la rutina que llevaban, sin nada que llamara demasiado la atención.
Paralelamente, fuimos un par de veces a la oficina de la Policía Federal, y entre charla y charla comenzamos a hablar del “sospechoso extranjero” tratando de sacar alguna información, dentro de lo que los agentes estaban en condiciones de compartir.
Como era de esperar, ellos preguntaban más y respondían menos. Estaban más interesados en lo que nosotros sabíamos que lo que ellos pudieran contarnos. Pero algo siempre soltaban.
Volvimos a Asunción y estábamos en pleno preparativo con otra serie de casos y ya próximo a salir al aire. De pronto recibimos una llamada urgente desde San Pablo. Era el abogado Ramazzini. Nos adelantaba telefónicamente que al día siguiente la policía iría por el "extranjero sospechoso". Armamos el equipo a las apuradas y allá fuimos.
Con una parafernalia de efectivos policiales, se allanó el departamento y al rato salía esposado el hombre. Era Jorge Terrazas Pino. Un nombre que no decía absolutamente nada.
Pero la bomba saltaría en cuestión de minutos. Jorge Terrazas Pino era una identidad falsa. El detenido era mucho más grosso de lo que se sospechaba. Era el ex dictador boliviano, general Luis García Meza (fundador del narco-estado) prófugo de su país desde hacía tres años, tras un sangriento régimen que dejó centenares de muertos y desaparecidos.
Al poco tiempo fue extraditado a Bolivia. Y allá fuimos otra vez intentando entrevistarlo en la cárcel. Nunca nos recibió. Nos interesaba sobre todo porque su ex ministro del Interior, coronel Luis Arce Gómez (también prófugo) vivió escondido en el Paraguay durante el gobierno del general Andrés Rodríguez. Pero fue capturado durante un ingreso clandestino a Bolivia y extraditado a los Estados Unidos por narcotráfico.
Luis García Meza fue condenado a 30 años de prisión sin derecho a indulto. Solo fue imputado por crímenes de lesa humanidad. Se salvó de la condena por narcotráfico que podía haberle costado también la extradición a los Estados Unidos.
En el 2017, un tribunal italiano también lo condenó a cadena perpetua por el Plan Cóndor, un sistema de represión coordinado entre los regímenes militares de Paraguay, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay que provocó miles de víctimas.
Murió el 29 de abril de 2018 en un hospital de La Paz, tras sufrir tres infartos en prisión. Tenía 89 años.
Augusto Barreto
Comentarios