Dramático testimonio de una paraguaya en Italia “Todos los días salgo con mucho miedo pero con todas las precauciones. Y cuando vuelvo a la noche me desinfecto las manos antes de abrir la puerta, dejo mi calzado fuera de la casa, en...
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Dramático testimonio de
una paraguaya en Italia
“Todos los días salgo con mucho miedo pero con todas las precauciones. Y cuando vuelvo a la noche me desinfecto las manos antes de abrir la puerta, dejo mi calzado fuera de la casa, entro directamente en el baño me saco la ropa, me baño y me echo desinfectante nuevamente. Y recién ahí saludo a mi hijo...mis manos están resecas de tanto usar gel desinfectante y alcohol”,
La que cuenta es Sonia Saavedra. Ella es de Mariano Roque Alonso pero desde noviembre del 2004 vive en Alba, norte de Italia, la zona más castiga por la pandemia.
Sonia relata que trabaja de “cocinera personal de una empresaria muy importante. Mi núcleo familiar está compuesto por mi hijo, dos sobrinos y mi perrita. Ninguno sale de la casa. Sólo yo que voy a trabajar y de paso traigo lo necesario para la casa”, dice
Sonia cuenta que en lo laboral el cambio que le produjo la pandemia es que ahora trabaja todos los días sin tener un solo día de descanso. Normalmente trabajaba de lunes a jueves. Y el fin de semana venía otra persona a reemplazarla.
Pero por el miedo de salir de la casa, la otra persona dejó de venir a trabajar desde la restricción que puso el gobierno.
“Yo acepté hacer el trabajo de ella también. Me sacrifico por mi hijo de 6 años que nació prematuro de 5 meses y medio de gestación, y es muy delicado. Y aquí es donde entra mi miedo, mi paranoia, que yo pueda contagiarme y contagiarle a mi hijo. Ni siquiera su papá lo ve, porque él reside en Milano, que es el epicentro del virus”, dice.
Sonia cuenta que por la situación extrema y el temor al contagio, mantuvo encerrado durante 42 días a su hijo sin salir siquiera al jardín del condominio donde viven.
“El viernes pasado empecé a controlar más mi miedo, mi paranoia, y le llevo dos horas todos los días al patio de mi trabajo”, dice.
Sonia cree que el contagio se masificó en Italia porque en los primeros días de la cuarentena, como no se sabía de qué se trataba el caso, la gente subestimó los riesgos.
“Por eso no se pudo evitar la propagación masiva”, dice
Sonia cuenta que entre los muertos en la zona hay muchos médicos contagiados por sus propios pacientes. “Uno de ellos es mi médico”, dice.
“Es horrible vivir sin poder ver a tus seres queridos. Y lo peor de todo, sin poder ver al enemigo contra quien estamos luchando. Sabemos que es una cosa que pasará...pero ya nada será igual que antes”.
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